lunes, 3 de mayo de 2010

Ya nadie te humilla

In memoriam de Jorge Di Pascuale;

cuyo cuerpo desaparecido en 1977 vuelve con nosotros…



Las sombras del ayer abren sus puertas, detrás

está el abismo… la muerte sucede en el pasado…

Van y vienen los recuerdos, siempre ansiosos, encendidos,

como un caballo que galopa bajo una luna

todavía en sangre, casi seca…

Ahí está la noticia; llega entre nubes rojas,

sin que el cielo se inmute, ningún ángel levante

su espada, ninguno de los dioses ruja…

En la fosa clandestina, pasando el río

de las grandes mugres y la vida deshecha

Hay restos de un hombre…

30 años y más del ayer, desaparecido…

Que identificado por el equipo forense…

Resultó ser…un líder sindical…

De una generación que quiso construir

el cielo en la tierra, alguien dijo…

Y se quedaron desnudos

Y era invierno

Y para colmo llovía…

Nadie cubrió con flores sus huesos

Ni tejió los días de la eternidad…

Van y vienen los recuerdos… La liviandad

del tiempo nos espanta… El compañero dejó sus huellas

en los bordes de nuestros cuerpos…

Cuando la patota militar entró a los golpes en su casa dijo: Nunca

dejaré de odiarlos…

Lo torturaron mucho. La agonía fue lenta. Ni siquiera

la piedad de un tiro de gracia…

El compañero es una historia –o mejor una leyenda–

del buen amor –cuando todo tambalea–

y la mejor lucha en los campos de Octubre

Que resucita…

Mientras su muerte sin castigo embiste

a los gritos en la noche de los gritos

contra la paz del inocente sin memoria

que no sabe / no contesta / que con jeta

de santurrón vomita: en algo andaban…

pasaron tantas cosas…

El compañero ha vuelto a las andadas…

Su nombre alienta; otra vez galopa…

Su cuerpo estuvo en la tierra…

Humillado en la tierra…

Desaparecido en la tierra…

Su noche en la noche de las noches ha

tocado fin…

Otra vez está aquí

como una nube sobre el cielo de verano

alentando el fuego / moviendo los sueños

En el viejo sindicato de la calle Rincón

Donde tu alma es tu memoria…

Y ahora hablaremos de vos entre los compañeros,

y alguno preparará el mate, y te abrazaremos

Como si estuvieras en el aire…

Porque el aire siempre nos abraza...

Nadie pide clemencia / el barco sigue andando

entre las aguas bravas…

Vos estás con nosotros y las estrellas relucen…

Lejanas, muy lejanas, pero relucen…


Buenos Aires, diciembre de 2009

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